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Semblanza

Retrato por Juan Toro de Juanas
por: José Luis Díaz Ruiz

(Profesor y pintor)

 

GUILLERMO SUREDA ARBELO nos presenta una rica y polifacética biografía repleta, no sólo de éxitos y logros artísticos, sino de vivencias y anécdotas, que nos obliga a realizar un gran esfuerzo de concisión y síntesis.

Centraremos la atención en su faceta de Pintor-acuarelista, sin obviar la de deportista, desarrollada en su juventud y las de músico-violinista y de compositor de temas musicales que simultanea con la pintura, prácticamente hasta la actualidad.

Guillermo SUREDA viene al mundo en Arucas (Gran Canaria) el 14 de Octubre de 1912, al estar destinado su padre, guardia Civil, en esa ciudad. Sus padres: Dº Guillermo Sureda Sansó era natural de Manacor (Mallorca) y su madre Dª Eulalia Arbelo Díaz lo era de Chío (Guía de Isora), aunque hija del icodense José Arbelo y Domínguez y nieta de Juan Arbelo y de Modesta Domínguez y Sopranis. La familia Sopranis está vinculada a Icod desde muy antiguo, llegando a contar entre sus miembros con escribanos que dejaron constancia en los documentos de los hechos más sobresalientes de su época.

La familia Arbelo, antecesores maternos de nuestro querido pintor, tenía fijada su residencia en la Calle Las Mirandas, n°6 de Icod de los Vinos.

Conviene reseñar también que los padres de Sureda se casaron en la Iglesia Matriz de San Marcos de Icod el 9 de Mayo de 1902, ya que su padre se hallaba destinado en el recientemente creado Puesto de la Guardia Civil de Icod (Real Decreto de 24-Oct-1898), y su madre, como ha quedado dicho, tenía su familia paterna en esta ciudad.

El interés artístico despierta tempranamente en Sureda lo que propicia el recibir clases de dibujo artístico de manos de Dº Pedro Tarquis y Soria, en la Escuela de Artes y Oficios de Santa Cruz de Tenerife, ciudad en la que se establecen definitivamente desde 1926, contando Sureda la edad de 14 años. También comienza sus estudios de Bachillerato en el Instituto de la Plaza de Ireneo González, que pronto debe abandonar.

Esta sensibilidad por el arte se ve enriquecida y ampliada con su facilidad para la Música, favorecida, sin duda, por el contacto con los instrumentos musicales que representaba su padre, separado ya de la Guardia Civil y convertido en Representante Comercial de productos nacionales y extranjeros.

Por lo que ambas, la música y la pintura, se van desarrollando paulatinamente, a la par, en la vida de nuestro querido pintor. La pintura, con los comienzos de dibujante en la Litografía Romero, recibiendo y fijando su atención en las enseñanzas de Juan Davó y con la observación y admiración por otros pintores como Bonnín Guerín, Borges Salas, el propio Juan Davó y otros.

La música, con avances considerables en el violín, ingresando en la Orquesta de Cámara del Círculo de Bellas Artes, interviniendo también en la Sinfónica de Tenerife, creada a continuación, perfeccionándose constantemente, recibiendo clases de violín, entre otros, de Dº Manuel Tricás Ibars, el gran profesor violinista, de gratísimo recuerdo para Icod.

Más adelante pertenece a la Agrupación de Pulso y Púa "Echeyde", en la que llega a ser primera mandolina.

Con 14 ó 15 años Sureda suele acompañar, ocasionalmente, a su padre, que ejerciendo sus labores comerciales se desplazaba por los distintos pueblos, entre los que se encontraba Icod, con un floreciente comercio, lugar al que Guillermo gustaba acudir, por una parte por ser la ciudad de sus antepasados y por otra por la belleza de sus rincones: Parque de Lorenzo Cáceres, El Drago, Plaza de la Pila, exconvento y plazoleta de S. Francisco,... en los que prefería permanecer, esperando por su padre, realizando dibujos e incipientes acuarelas.

En la vida de nuestro querido pintor tiene un lugar destacado el deporte: el montañismo, perteneciendo al grupo montañero "El Cencerro" (junto a Riquelme, Pedro Padrón, Liberto Rojas,...), practicado en las cumbres tinerfeñas con el obsesivo objetivo de escalar El Teide y realizar diferentes descensos, bien por La Orotava, por Chío, por Icod, y sobre todo la natación, formando parte del grupo iniciador de este deporte en Tenerife con Pepe y Manolo Cruz, Paco Rancel, Esteban Mandillo, Acidalio Lorenzo, y otros, en la que consigue los récords de 400, 800 y 1000 metros libres de Canarias.

Sureda se ve, alrededor de 1940, en la necesidad de elegir entre los dos mundos que le apasionan: la pintura y la música, decidiéndose por el primero, así, aprovechando una gira musical que realiza la Agrupación de Pulso y Púa "Echeyde", a la que pertenece, por diversas ciudades de la península en 1942, se establece en Madrid, con el firme propósito de aventurarse en el apasionante mundo de la pintura y triunfar. Aquí contacta con varios canarios amigos, en especial Teodoro Ríos, que le facilita el ingreso en la recién creada Empresa de Publicidad "Dardo" (1° Dibujante, con el sueldo de 800 ptas.) y mientras, trabaja afanosamente, disciplinadamente, la técnica de la acuarela pintando y rompiendo mucho hasta que va consiguiendo realizar trabajos de su agrado, con la inestimable ayuda y crítica de sus buenos amigos Leocadio Machado y Teodoro Ríos principalmente. Al abandonar la empresa "Dardo" trabaja con los laboratorios farmacéuticos A. Berenguer Beneyto S.A., cuyo horario de trabajo, más holgado, le permite desplazarse por los pueblos de los alrededores de Madrid y pintar continuamente del natural, como le había indicado Bonnín Guerín.

En 1947 expone su primera exposición individual en los Salones de la mencionada empresa "Dardo" de Madrid con 33 obras entre las que se encuentra una titulada "Cumbres de Icod", y en 1949 vuelve a presentar exposición en este mismo lugar obteniendo, en ambas ocasiones, un rotundo éxito de critica y venta que le abren las puertas en el complicado mundillo artístico, así mismo no deja de participar en varias muestras colectivas.

Sureda va adquiriendo su diferenciación personal, su propio estilo, evolucionándolo, mejorándolo, identificándose plenamente con el nuevo paisaje: veredas, pueblos de los alrededores de Madrid, cielos y tierras diferentes de las que había visto desde siempre, con el recuerdo en la retina de los eternos grises canarios.

Pasan los años y decide reemprender una nueva vida en un nuevo mundo, así comienza su etapa americana en Puerto Rico, a donde se desplaza con contrato para trabajar como 1er Dibujante y Director artístico del rotativo "El Imparcial" (1950), época en la que su pintura entra en una nueva etapa que podríamos llamar de "madurez". Sigue reafirmándose, acoplándose e identificándose con unos nuevos tonos de la vegetación y el paisaje, introduciendo la figura humana (que en los paisajes canarios serán los "magos" con la manta esperancera) continuando con su captación interpretada del paisaje y sobre todo con la magistral utilización del gris que hace que le definan como el "Master in greys" (el maestro de los grises).

Sureda, que aunque ha pintado retratos, sobre todo a su llegada a Puerto Rico, siempre se ha sentido identificado con la naturaleza, con el paisaje, bien terrestre (campesino o urbano) o marino. Las escenas que nos presenta están tratadas con una estudiada composición, con encuadres de meditada y definida perspectiva que permiten percibir la profundidad y lejanía y con unas tonalidades que en su etapa de "madurez" suelen ser poco transparentes, con "grosor" de pintura, que recuerdan los tonos de la pintura al óleo, técnica que también domina, pero en la que no suele prodigarse, y con una aplicación mixta sobre el soporte, seca o húmeda, humedeciendo el cartón sólo en la/las parte/partes del tema que le interesa, charcos de agua con reflejos, cielos de nubes plomizas entre las que se "cuela" el azul, cielos que cuando le place suele presentar con una pincelada ancha y cruzada que hacen adquirir a la obra una atmósfera diferente, vibrante, de vivacidad y movimiento únicos, magistrales.

La labor de Sureda en Puerto Rico ha sido enorme. Allí da clases de acuarela en Colegios y Academias, en el Colegio de Sordomudos de San Gabriel, en la Base Naval Americana de Roosevelt Roads, en el Colegio de Abogados de Puerto Rico. Realiza también muchas restauraciones de obras de arte, al óleo, en Iglesias, a propuestas del Obispo católico Monseñor Pedro Jaime Davis. Pero, quizá lo más importante de la labor suredana allí sea la de impulsor de la acuarela, actuando como catalizador y revulsivo entre los jóvenes pintores, pintando y rescatando los rincones del viejo San Juan, lo que hace que se le conozca como "el cantor pictórico del viejo San Juan" o el "Utrillo del Caribe".

En 1952 funda la Academia privada de pintura "Sureda", valorada y estimada por el gobierno.

En Octubre de este mismo año contrae matrimonio con la señorita dominicana Míriam Josefina Burgos, en Estados Unidos, fijando su residencia primeramente en Puerto Rico y actualmente en Miami(EEUU).

A partir de 1956, en que recibe la "Encomienda de la Orden de Isabel la Católica" otorgada en base "a su fecunda obra pictórica y a su labor cultural en el mundo del arte" por el gobierno español, conjuntamente con la Placa del Instituto de Cultura Hispánica "por su labor de acercamiento hispanoamericano", comienza la etapa de apogeo de su pintura y comienza también la lluvia de premios y distinciones que escalonadamente va a ir recibiendo a lo largo de su vida y que presentaremos en un capítulo aparte.

Aunque dedicado a la pintura, Sureda nunca ha abandonado la música, concretándose esta actividad en la composición de temas musicales variados, que van desde Himnos para distintos municipios o entidades, marchas, canciones folclóricas, habaneras y temas melódicos. En este sentido conviene resaltar las composiciones "San Juan", "Arucas", "Laria", "Anoche tuve un sueño" (recientemente grabada por la Orquesta Sinfónica Satumare de Hungría),"El Solitario", "Amarca" (habanera), "Icod", "Veo en ti", "Cuatro Rosas", "Canarias isla queridas", "Yo soy mencey", "Tanya", "A tí ", "Era una isla bella", "Guanche", "Teide", "Mi fantasía", "Plegaria a la Virgen de Candelaria", "Tinguaro", "Chío", "Borinquen" y un largo etcétera, Himnos a Candelaria, Tacoronte, Icod, etc.

Su condición de auténtico canarismo y el amor por su tierra le han hecho no desvincularse de ella, a la que acude con frecuencia, para descansar, permanecer con su familia y sobre todo mantenerse en contacto con nuestro arte y artistas, a los que ha tenido siempre presentes y es por ello que organiza dos Exposiciones de la Agrupación de Acuarelistas Canarios en 1968 y 1975 respectivamente, inauguradas en la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico, presentadas luego en diferentes ciudades a lo largo de la isla con rotundo éxito.

Su amor por nuestro folclore le han hecho fundar y dirigir tres rondallas musicales canarias en Puerto Rico y actualmente una en Miami, concretamente en el Hogar Canario de Miami en EEUU, denominada "Rondalla Canarias".

©2001 Guillermo Sureda Burgos